Ruta Ancestral Pulpica
Cuando elegí esta experiencia el Autor Eduardo Vis me recomendó acampar en el camping Tierras Diaguitas la noche anterior a la actividad.
Me acosté escuchando el sonido del Río Grande y desperté con sus sonidos, esa mañana me despertaron los pajaritos, el aroma de la tierra y la magia de los árboles nativos en una mañana muy fresca.
El Autor nos hablaba de un desayuno con productos locales, pero no podía imaginar el aroma de las deliciosas churrascas con mantequilla, queso de cabra, miel y varias infusiones que despertaron mis ganas de aventura.
Después del desayuno y una simpatica conversación, comenzamos con un sendero de cerro, de una hora de duración, llegamos a un sitio arqueológico de la cultura Molle - Diaguita, cuyas fechas de origen aun son un misterio, en este lugar hay más de 60 rocas con artes rupestres, petroglifos únicos e irrepetibles de culturas muy antiguas y ancestrales, estaba sorprendido de como esas personas habían dejado un testimonio en la roca por tantos cientos de años.
Continuamos el sendero ascendiendo al cerro Pulpica, acerándonos a una antigua majada de arrieros que aún mantiene sus corrales, aquí pude descansar un rato al igual que los antiguos arrieros descansaban con sus caballos junto a unos inmensos algarrobos de más de 200 años de edad, y pude disfrutar de su agradable sombra centenaria.
Seguimos subiendo por esta ruta que se llenaba de cactus, espinos y rocas gigantes hasta el Cerro Rojo, un cerro en donde los pueblos ancestrales subían hasta aqui para extraer arcillas para crear sus artes cerámicas utilitarias, decorativas y religiosas.
Me sentí completamente internado en la Quebrada de la Chupalla, mirando la cumbre del cerro Pulpica, y el Autor nos mostraba el Valle del Río Grande que dejábamos atrás y nos animaba a continuar en dirección a la cumbre del Pulpica.
Las extrañas formas de algunos cactus llama la atención por sus brazos y colores… Siempre nos acompañan pequeñas aves, flores pequeñas y la salida del sol en esta agradable y relajada experiencia de ascenso. Llegamos al mirador de la cumbre, donde pude ver el Gran Valle del Río Grande del Limarí, desde este punto pude ver como dos valles se juntan y se unen dos bellos ríos que bajan por entre grandes rocas y desde las altas cumbres de los Andes.
El cerro Tulahuen es el amo y señor de estos valles y la gran presencia montañosa de esta increíble y agradable experiencia.
Junto a mi hijo de 12 años, escribimos esto antes de tomar el vuelo a nuestra ciudad, y me hizo prometerle que pronto volveremos por más experiencias con Tukawe Expediciones!!